Comentarios: Antonio Arana
Fotografías: Antonio y Juanlu
Hola amigos.
Durante un curso de Iniciación a la Micología que ha tenido lugar en el Vivero Algarrobo, situado en la carretera que se dirige desde Vélez-Málaga a Alhama de Granada, el profesor del curso, Nacho Salar, guía del Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, nos informó de la existencia de algunos árboles emblemáticos situados en la parte norte del parque natural. Concretamente nos habló de un roble melojo y de un tejo (descrito en el libro "10 Años de Estudio sobre Taxus Baccata (Tejo) y la Sierra Tejeda").
A quienes nos gusta patear la sierra no planificamos una ruta pensando sólo en subir una montaña y, una vez realizado el reto, descenderla y ya hasta la próxima ruta.
Siempre llevamos, como parte del equipo, la cámara fotográfica, , un bloc de notas y un bolígrafo, además de mapas y algunas guías de plantas y animales de la zona que vamos a recorrer ese día. Es de esta manera como, de forma progresiva, vamos aprendiendo el nombre de la flora silvestre, podemos contemplar animales casi imposible de poder ver "abajo", en la ciudad, estudiando sus diversos hábitats, fotografiando sus huellas o admirando su vuelo... Y, por supuesto, buscar los tesoros naturales que guarda la montaña.
Conocemos muchos robles, tejos, alcornoques, encinas.. en nuestro parque natural y aunque nos hemos movido infinidad de veces por las Llanadas de Sedella, realizando diversas rutas, no nos habíamos fijado en esos dos árboles emblemáticos de los que nos habló Nacho. Así que con el material necesario nos subimos en los 4x4 y, desde Salares, comenzamos el ascenso hacia el Collado del Sablazo o Puerto de la Orza para dirigirnos por la parte sur del Cerro Albucaz hacia las "Llanás" que es como se conoce dicha zona en el lenguaje popular.
Antes de llegar, detenemos los vehículos junto a un enorme nogal, mereciendo la pena dedicarle 10 minutos de contemplación y estudio, además de hacerle algunas fotografías.
Nogal. Juglans regia.
Posteriormente, nos dirigimos a la zona donde, según la información que hemos recabado, debe encontrarse el roble. Y no cuesta ningún esfuerzo localizarlo por su forma y porte.
A nuestra izquierda desciende el Barranco de la Cueva de Parra por cuya parte baja discurre el Arroyo del Cerezal.
Barranco de la Cueva de Parra.
Roble melojo. Quercus pyrenaica.
Medimos el perímetro del tronco: dos metros y once centímetros, lo cual nos da un diámetro de 67 centímetros aplicando la fórmula de la longitud de la circunferencia.
Tras jugar un poco intentando abrazarlo para tomar conciencia del grosor del tronco, comenzamos a descender por la ladera en busca de nuestro tejo.
Realizamos la medición del tronco, no sin problemas debido a la gran cantidad de ramas bajas que posee y que hacen casi imposible que obtengamos un dato fidedigno. A pesar de ésto, conseguimos una medida aproximada del perímetro del tronco de dos metros y veintinueve centímetros.En el libro del tejo citado se hace referencia a un diámetro de 80 cm lo cual supone un perímetro de dos metros y cincuenta y un centímetros.Nos han faltado 22 centímetros.
Es un soberbio tejo hembra de unos cuatro metros de altura.
Midiendo el perímetro del tejo (Taxus baccata).
En los alrededores del tejo hay abundantes cenizos o rascaviejas (Adenocarpus decorticans) y majuelos (Crataegus monogyna).
Base del tejo.
Descendemos hacia el barranco. No pretendemos hacer hoy una ruta larga porque Pedro tiene que trabajar a las ocho de la tarde en la UCI del hospital.
Hacia el barranco.
El suelo está alfombrado de hojas de roble melojo (Quercus pyrenaica), arce granadino (Acer granatense) e, incluso, de mostajo (Sorbus aria).
Cruzamos el barranco y nos detenemos para tomar referencias de la situación del roble y del tejo desde esta vertiente.
La vista de las Llanadas y del inicio de la ruta hacia la Maroma (2068 ms de altitud) es formidable.
Hace frío y nos detenemos a tomar algo en un soleado llano, aprovechando para absorber hasta el más mínimo rayo del sol, cual si fuésemos lagartijas.
Las "lagartijas"
Vuelta y vuelta.
Desde los 1.600 metros de altitud a la que nos encontramos podemos contemplar el mar y las poblaciones costeras.
Vista desde las Llanás. A la izquierda se aprecian los edificios de Torrox-costa.
Hacia el oeste se aprecia la cumbre redondeada de la Maroma y, entrecerrando los ojos, podemos intuir el vértice geodésico de la misma que hemos confundido en un primer momento con la figura de un montañero.
Nos aseguramos con el zoom de la cámara fotográfica y los prismáticos de que se trata del monolito con el vértice geodésico.
Vértice geodésico de la Maroma.
Con Inma y Rodrigo, nuestro traumatólogo.
Durante el descenso en coche observamos un gran alcornoque cuyo estudio no se nos puede escapar tampoco. Así que bajamos de los coches con la cinta métrica y nos dirigimos hacia él.
Pedro y Carlos midiendo el tronco del alcornoque.
El perímetro es de tres metros y catorce centímetros lo cual nos da un diámetro de un metro.
El alcornoque se encuentra junto a una pequeña y preciosa charca en la que podemos apreciar ranas y algunos pequeños peces.
Nuestro alcornoque (Quercus suber).
Y así finalizamos hoy nuestra ruta de naturaleza con el estudio de algunos árboles emblemáticos del parque natural.
Salud montañeros.