domingo, 30 de octubre de 2011

Torcal de Antequera. Cueva AN-2. 15 de Octubre de 2011. Machos monteses en celo.



Comentarios: Antonio Arana Bravo.
Fotografías: Paloma, Juanlu y Antonio.

El Torcal es "mágico", al menos para mí. Voy a comenzar de esta manera. Lo he recorrido en muchísimas ocasiones, descubriendo rincones maravillosos, figuras de piedra inimaginables, múltiples moldes y piezas de ammonites y belemnites. He podido fotografiar grandes machos durante el celo, orquídeas y endemismos como la Linaria anticaria, he recogido endrinas, moras y los frutos del escaramujo y majuelo para hacer licores con ellos... Pero, sobre todo, la magia del Torcal se encuentra en el silencio y la paz existentes cuando se recorre en un día laboral y a primera hora de la mañana. Se llega al aparcamiento del Centro de Interpretación y no hay coches ni caravanas ni autocares... Simplemente, no hay nadie. Sólo tú. Y en ese momento decides si quieres recorrer las Vilaneras con sus diversos corredores orientados en dirección noreste-suroeste, alcanzando la máxima altura en el Mástil de los Montañeros; o fotografiar las asombrosas figuras de rocas en el Torcal Alto; o perderte por el Torcal Bajo respirando la historia antigua y reciente por sus diversos rincones; o atravesarlo hacia el norte para llegar a su frontera con la Sierra de Chimeneas, pudiendo ascender el majestuoso Camorro Alto; o descender desde el Puerto de las Escaleruelas hacia el Nacimiento de la Villa... Sólo tú decides en ese momento donde quieres encontrarte con la escultura natural, el paisaje, la geología, la botánica, la fauna, la historia... en resumen... ¡con la magia del Torcal!


Torcal de Antequera.

En otoño es difícil encontrar el Torcal sin su "Montera", ese acúmulo de nubes apoyado en su alta meseta. Se pierde lo maravilloso de su paisaje aunque se gana en misterio al ver emerger sus moles rocosas formando figuras.

Desde el Centro de Interpretación retrocedemos por la carretera un centenar de metros para llegar al símbolo del Paraje Natural del Torcal de Antequera: "el Tornillo".


En el Tornillo.


El Tornillo.

Ahora nos meteremos de lleno en la niebla para acceder a otra de las rocas emblemáticas de esta zona: "el Sombrerillo". He recorrido este paraje muchas veces, con niebla, lluvia, sol abrasador, de día y de noche. Y lo conozco "casi" como la palma de mi mano. Me coloco el primero y el grupo me sigue. Además, llevo el GPS, la brújula y los mapas del Instituto Geográfico Nacional a escala 1:25.000. ¿Qué puede pasarnos?


En la niebla.

¿Qué puede pasarnos...? Pues que ni cinco minutos después estamos completamente perdidos. Ni GPS ni brújula ni mapa ni ná de ná... No encuentro la más mínima referencia. Juanlu dice que por allí; Eduardo que por allá; y yo, que por el lado contrario. Bueno, tengo que decir que "perdidos" no estamos. Yo lo llamo "despistados" porque sé que al norte se encuentra Antequera y al sur Villanueva de la Concepción. Siempre es un consuelo...

A veces andamos sin saber hacia dónde vamos y, otras veces, nos paramos para mirar los GPS. ¿El problema?: que no tenemos grabada esta ruta en los dichosos aparatos.


Por ahí... despistados...

¡Por fin aparece un fugaz claro en el cielo y me permite tomar una referencia. Estamos muy cerca de Sima Rasca. Les enseño los moldes de ammonites que hay en esta zona y después llevo al grupo a la entrada de la sima teniendo su paso obstruído por un rollo de alambre. Tomamos un corredor hacia el noreste que nos llevará al Mástil de los Montañeros y, poco después, al Sombrerillo. Respiro relajado. Y los demás, también. Aunque todavía no se fían de mí.


El cachondeo por el camino a seguir.

Llegamos al punto más alto de todo el Torcal: el mástil de los Montañeros, en el Camorro de Siete Mesas. Se encuentra a 1.344 metros de altitud. Incrédulos...


Mástil de los Montañeros.

Hace frío, humedad y un intenso viento del oeste por lo que continuamos rápidamente nuestra ruta tras hacernos algunas fotos.


Juanlu en el Mástil de los Montañeros.


Esperando a que Juanlu baje de hacer el payaso en el Mástil de los Montañeros.

Volvemos a meternos en la niebla pero ya sabiendo hacia dónde dirigirnos. En cinco minutos llegamos al "Sombrerillo" o "la Seta", como también lo llaman algunos.


El Sombrerillo.

Es una hermosa roca que aparenta estar en equilibrio casi inestable de forma que el más mínimo empujón podría arrojarla al vacío. Y, antes de que pueda darme cuenta, 500 kilogramos de carne y huesos se han subido en la roca.


Disfrutando en la gran tabla de surf.


Con Juanlu.

Tras bajarse la media tonelada de humanos, la roca queda como estaba y sumamente agradecida.


El Sombrerillo en su soledad.

Bajo el Sombrerillo se encuentra la huella de un ammonite. Recuerdo que haciendo la Integral de la Provincia de Málaga, con Eduardo y Juanlu, les enseñé esa huella como una de las más grandes que hay en la zona. Un minuto después, Juanlu me enseñó otra, mucho más grande, a 5 metros de la primera que yo no había visto nunca. ¡Cómo se reía de mí el mamoncete al ver mi cara de sorpresa...!


Huella de un ammonite bajo el Sombrerillo.

Una vez hecha la travesura en esa roca singular, regresamos al Centro de Interpretación para comenzar la Ruta Amarilla. La niebla vuelve a caer sobre nosotros envolviéndonos con su manto frío. Las formaciones rocosas semejan unas veces figuras humanas y, otras, animales como el grupo de "dinosaurios" que puede apreciarse abajo.


"Dinosaurios" en la niebla.

¡La imaginación es libre, ¿no?, pues son dinosaurios...!


Paloma.

Aparece un macho montés tras una roca elevada. Lute dice que tiene por lo menos 12 años. Cuando puedo verle la cuerna me da la impresión de que es la mitad más joven de lo que dice Lute.


El "Gran Macho Montés".

Consigo acercarme un poco para hacerle una foto y calculo que tiene unos 5-6 años.


"El Machillo Montés".

En septiembre de 1998 conseguí ver el celo de la cabra montés en el Torcal. Tuve la suerte de acercarme a 4 metros del lugar donde se embestían dos machos, ajenos a mi presencia y al ruído que hacía mi cámara analógica Nikon F-70. Alrededor de ellos se encontraban varios machos más como testigos de la pelea. Y uno de ellos parecía ejercer de juez de la misma. Si tenéis un poco de paciencia voy a enseñaros varias fotos de las que hice entonces.





















Pero de esto hace ya 13 años... Vamos a seguir con nuestra ruta y fotos de hoy.

Una de las zonas más bonitas de la Ruta Amarilla, siempre según mi propio criterio, es el ángulo noroeste de la misma. En ella hay callejones estrechos, rocas como las que describiré un poco más adelante, gruesos troncos de yedra ascendiendo por altos paredones rocosos...


Callejón estrecho.

Encontramos una roca en el centro de la vereda que es muy estrecha vista de frente y, sin embargo, al mirarla de lado se muestra en toda su grandeza. Yo la llamo en mis notas "la roca del pez luna" porque me recuerda mucho a ese pez.


"Roca del pez luna".

Aunque vista lateralmente tiene más forma de caballo que de luna llena.


"Roca del pez luna".


"Roca del pez luna".


"Roca del pez luna".

Hacemos tiempo en esta zona porque Inma y Pepe han ido a un "chiti" a ver si los endrinos están llenos de frutos para recogerlos y hacer pacharán casero. En Navarra utilizan sólo endrinas y anís dulce. Sin embargo, hay muchas recetas (tantas como artesanos) que incluyen granos de café, canela en rama, anís seco...

Poco después llegan Inma y Pepe con una buena cosecha de endrinas.

Caminamos ahora en dirección sureste encontrando a nuestra izquierda una roca con una yedra encima a modo de maceta (al principio de la Ruta Verde existe otra muy parecida). Y, a nuestra derecha, podemos apreciar otra roca, en alto, llamada "el Camello".


El Camello.

Y, unos minutos después, aparece al frente una roca elevada conocida en los pocos libros existentes sobre el Torcal como "el Adelantado" aunque no sé por qué la llaman así. En mis notas la tengo referenciada como el "Caballo de Ajedrez". Os recuerdo que son nombres dados por mí.
No los busquéis en ninguna parte.


"El Adelantado".


Escobilla. Crupina crupinastrum.

Enlazamos con la Ruta Verde y vemos otra de las formas rocosas típicas del Torcal: "el Indio".


"El Indio".

A unas decenas de metros del Centro de Interpretación contemplamos a nuestra derecha un precioso paisaje rocoso en "pilas de bollos".



Pilas de bollos.

¿Pero cómo se forman en las rocas esos entrantes y salientes? Sé que la mayoría de vosotros lo sabéis pero aunque sólo haya uno que lo ignore creo acertado explicarlo.

El agua de la lluvia reacciona con el anhídrido carbónico del aire produciendo ácido carbónico. Este ácido reacciona con el carbonato cálcico de las rocas produciendo bicarbonato cálcico que es soluble en agua.

Las rocas sedimentarias del Torcal están compuestas, principalmente, de caliza y arcilla (lo que se conoce como marga). La arcilla es "lavada" de la roca (lixiviación) acumulándose en ciertas depresiones formando las llamadas "dolinas". Y así queda deformada la roca con entrantes y salientes. Vamos a darle un poco de aire científico a lo dicho:


Una vez junto al Centro de Interpretación, cogemos el material de espeleo de los coches, nos equipamos, comprobamos los frontales y nos dirigimos a la Cueva de la Mujer.


Hacia la Cueva de la Mujer.

Eduardo y Lute han estado preparando las cuerdas mientras los demás nos hemos relajado tras la ruta montañera. Ahora toca la ruta de espeleología. Juanlu aprovecha para hacerse una foto con Ronnie, el perro de Eduardo y Silvia, junto a la entrada a la cueva.


Juanlu (el de la izquierda) con Ronnie.


Preparándonos para el descenso.

De uno en uno comenzamos a descender hacia la profunda grieta que da acceso a una estrechísima abertura, al fondo, a partir de la cual continúa el descenso.



Pero somos muchos. La grieta es sumamente estrecha para entrar todos por ella y, además, se va haciendo tarde, por lo que decidimos terminar aquí nuestras aventuras de hoy.
El ascenso es bastante complicado y Juanlu tiene que montar un mecanismo para hacerlo más "fácil".


La salida.

La próxima ruta consistirá en una aproximación a la Vía Ferrata del Camorro Alto para valorar si es apta para realizarla con un grupo grande y variopinto.

¡Hasta pronto!


lunes, 17 de octubre de 2011

Vía Ferrata de Comares. Ráppel. Sima Rica. 9 de Octubre de 2011.

Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Antonio Arana y Juanlu.


Hoy vamos a hacer que el cuerpo fabrique un poco más de adrenalina de lo habitual.

Actualmente se están poniendo de moda las "Vías Ferrata", una manera de escalar montañas sin cuerdas pero con un 100% de seguridad... si hacemos las cosas bien... claro.

En los tajos situados al norte del pueblo de Comares, hay abierta una de estas vías. Y estamos dispuestos a subirla y a bajarla las veces que queramos. Y, además, Juanlu nos tiene preparada una sorpresa y es que vamos a rapelar también esos tajos. Pero también les tengo yo preparada otra sorpresa y es que vamos a hacer un poco de "espeleo" en la Sierra de Loja por la tarde. En fin, hoy nuestra ruta va a ser de aventura total.

Hay una frase que dice que al cuerpo hay que castigarlo de vez en cuando. Pero ello con el respeto debido a la montaña.


Poniéndonos el equipo.

Miramos la altura de estos tajos y "algo se mueve en el alma..." Pero sé que cuando estemos arriba, ¡y llegaremos todos!, la vista hacia abajo será aún más vertiginosa.


Siguiendo la línea de la vía ferrata.

En la foto inferior, un trío de residentes de 1º año del Hospital de la Axarquía. Entre Anatomía y Patología hay que aprender también Naturaleza, con todo lo que esa palabra conlleva que no es poco. Ana es granaína; Sara de Santander y, Rodrigo, colombiano. No está nada mal la mezcolanza de "razas".


Sara, Ana y Rodrigo.



Un paso algo complicado.

La subida se hace en unos 20 minutos. El desnivel es de unos 40 metros de altura.
Cuando llego a la parte final me aseguro al cable de acero, de cara al vacío, para ir haciéndoles fotos a los compañeros en la subida.


Esa es mi bota.


Este es Jorge, 15 años. Si consigue serenar un poco su impaciencia, en unos años podrá pertenecer a la élite del alpinismo.


Hola Jorge. Has hecho un buen ascenso, campeón.

A Bea ya la conocéis de otras rutas anteriores. Practica atletismo. Y, a pesar de su lesión de ligamentos cruzados en la rodilla (aún no intervenida), sabe echarle coraje...


Bea.

Guillermo ya es más veterano. Él practica deporte habitualmente y, además, no para de hacer rutas en su moto.


Guillermo.

Ahora llega Lourdes, una manita de la artesanía: óleo, cestería de mimbre, de caña, de olivo..., cortinas de macramé, pulseras, anillos y collares de cuero y de cristal de Swarovski... que simultanea con su trabajo en el hospital.

Ella fue quien me inició en el montañismo en el año 1993.


Lourdes.


Hola, preciosa.


Acercándose al final.

Ahora viene Jose Fernando. Once años y ya tiene en su haber incontables montañas, ríos y cuevas. ¡Siempre quiere más...!


Jose Fernando, el alevín del Grupo Andax. ¡Te saludo, montañero!

Ana tiene veinti...pocos... Llegó de Graná hace unos meses y es otra de las compañeras del hospital. Desde entonces le estamos dando caña: montañismo, piragüismo, vía ferrata... Lo que no sabe es que va a servirnos de guía en breve en su tierra. O..., mejor dicho..., en sus montañas. Concretamente en Sierra Nevada. Pero esa será otra ruta que ya estoy analizando...


Ana.

Rodrigo, nuestro "Pequeño Cid". Un amante del riesgo. En la ruta anterior, sí, la del Cisne, acabó enriscado sin saber cómo volver al grupo. Hace un par de semanas, saltó desde un acantilado de 10 metros de altura a un mar embravecido. Y también tuvimos que socorrerlo una y otra vez cuando volcaba con su piragua entre las olas... En fin, para atarlo en corto... Colombiano como es... le decimos una y otra vez que se tranquilice y "no masque más hojas de coca"... Menos mal que lo conocemos...


Nuestro Pequeño Cid dando rienda suelta a su gran humor de siempre.

Ahora sube Antonio, compañero de espeleología en la Cueva de la Fájara.


Antonio.

Y el incombustible Pepe como siempre: demostrando que con sus 68 años aún se encuentra "a la altura".


Pepe Martín.


Tres hermanos cántabros: la familia Martín.

Me gustaría continuar presentándoos al resto del grupo pero es mejor hacerlo poco a poco. No quiero cansaros. Nos quedan aún infinitas rutas por hacer. Y el grupo va aumentando progresivamente...

Sigamos con el relato. Una vez que hemos ascendido todos, Juanlu monta la cuerda para el ráppel. Y... lo que dije con anterioridad... al mirar la altura que debemos rapelar, los 40 metros reales parecen 400. Algunos comenzamos a mirarnos buscando cómplices para no descender por ahí. ¡Todos nos miramos pero nadie dice nada! Mientras se monta la cuerda, algunos bajamos andando, atravesando un pasadizo natural en la roca para volver a subir la vía ferrata.


Un descanso en la cumbre.


Antes de atravesar la grieta.


Hacia la grieta.


Pasadizo rocoso.


Y... vuelta a subir la vía ferrata...


¡Hola...! Este sí soy yo...

Y ahora sí ha llegado el momento de rapelar... ¡glup...!

Fernando entra a trabajar a las 3 de la tarde y es el primero en descender porque tiene que marcharse.


Fernando. Juanlu abajo asegurando la cuerda.

Conforme vamos rapelando uno tras otro, el "aburrimiento" va haciendo mella en Juanlu que asegura la cuerda para evitar accidentes, y se tumba en el suelo recostado sobre una roca sin bajar el nivel de alerta. ¡Es único!


El reposo de Juanlu. Espero que no se duerma...

Hoy formamos un grupo con una nutrida representación sanitaria: un residente de traumatología, dos residentes de medicina de familia, un enfermero de urgencias, otro de UCI, una auxiliar de enfermería, un ginecólogo (como para parir en plena vía ferrata...) y un médico de urgencias. No está nada mal...


Pedro, nuestro enfermero de UCI, en pleno ráppel.


Jose, el cachorro del grupo, disfrutando en pleno descenso.


Javi en un ráppel impecable.

Una vez que hemos disfrutado como enanos con la vía ferrata y el ráppel, nos tomamos un bocata y nos dirigimos a Ventas de Zafarraya donde hemos quedado con un compañero que nos va a llevar a la cueva de la Sierra de Loja conocida como "Sima Enrique". En realidad, se llama Sima Rica aunque ya sabemos lo que es la deformación de las palabras "rique" por "rica"... ¡Pues... Sima Enrique, claro!

Nos encontramos con una barrera para entrar en la cueva: una cerca de hierro de 3 metros de altura terminada en unas barras afiladas de unos 30 centímetros, dirigidas hacia afuera.


Acceso a Sima Enrique.

Nuestra intención es sólo conocer la situación de la cueva para poder hacerla en otra ocasión porque es tarde, hemos dejado el equipo de espeleo en los coches y, además, imagino que habrá que pedir permiso a la Agencia de Medio Ambiente de Granada viendo la fortaleza en la que han convertido el acceso a la cueva.

A pesar de ello, nos hierve la sangre de espeleólogos y nos metemos en ella sin equipo.

Bea lleva una linterna sin pilas y con una palanca que al darle vueltas le permite unos minutos de luz. Ana escucha un ruído zumbante y sale corriendo de la cueva, aterrorizada, pensando que una multitud de murciélagos se le va a echar encima. Una vez Ana fuera de la cueva, escuchamos el zumbido que hace la palanca de la linterna de Bea al darle vueltas y nos hinchamos de reír todos.


Ana en Sima Enrique.


Juanlu sujetando la pared de la cueva... ¡¡¡con una sola mano!!!


¡Y yo no quiero ser menos que Juanlu...!

La cueva se va haciendo más complicada cada vez y no nos atrevemos a continuar sin el equipo técnico. Salimos de ella y damos por finalizada la aventura.

A pocos metros de Sima Rica o "Enrique" (AG-6) se encuentra Sima Redil, catalogada por el Grupo de Espeleología de Granada como AG-7. No está protegida su entrada porque es insalvable sin el equipo de espeleo. Guardamos en la memoria su situación...


Jose deseando entrar en Sima Redil.

Y la próxima ruta en el Torcal de Antequera.