Comentarios y fotografías: Antonio Arana.
Domingo que amenaza lluvia. A pesar de lo cual, el grupo de montaña de Benamocarra, al cual acompaño, conducido por dos guías de Diputación, se dispone a realizar el recorrido de la Calzada Romana de Casarabonela.
Dicha calzada discurría desde Álora (Lluro), pasando por Casarabonela (Castra Vinaria) hasta Ronda la Vieja (Acinipo). Tiene un recorrido de unos 1.600 ms con un desnivel de 250 ms. Acaba en el carril que desde el Puerto de los Martínez se dirige a Jorox.
Calzada Romana.
Calzada Romana.
El recorrido por el carril no tiene ninguna dificultad a pesar de que tiene un ascenso continuo. Hace un viento intenso que frena en ocasiones nuestra marcha. Una discreta llovizna hace que nos protejamos con los chaquetones de gore-tex y los impermeables.
El carril discurre por la parte meridional de Sierra Prieta. Por él, si nos desviaramos a la derecha, se llega al Puerto de la Madera y a la vereda que lleva a la cumbre de esta Sierra con sus 1.518 metros de altitud. Desde ella, atravesando la Sierra de la Cabrilla, se llega a Yunquera.
Sierra Prieta.
Pero nosotros abandonamos el carril tras varios km de recorrido, para descender por una vereda bien marcada que hay a nuestra izquierda, hacia un mirador natural de Casarabonela y de todo el Valle del Guadalhorce: el Llano de Cristóbal, un pinar en el que hay una adecuación recreativa con mesas y bancos de madera para pasar un día delicioso en buena compañía. En esta zona hay un pequeño refugio de piedra con una chimenea.
Vereda hacia el Mirador de Casarabonela.
Llegando al Llano de Cristóbal.
Refugio.
Zona recreativa.
Nos hacemos la tradicional foto de grupo junto al mirador.
El grupo al completo.
Desde esta llanura parte una vereda descendente hacia el pueblo de Casarabonela. Voy andando en la agradable compañía de Ester, una montañera vasca, de San Sebastián, que me muestra un tipo de seta comestible existente en esta zona: el Boletus. En el país vasco se le conoce también como "onddozuri". De pequeña, salía a coger distintas variedades de setas con su padre y de ahí le viene la afición.
Boletus.
Un rato después llegamos al pueblo, donde tomamos café.
Ha sido una ruta fácil, corta (apenas tres horas y media de recorrido) y gratificante.
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