domingo, 25 de enero de 2009

Año de nieves, año de bienes

Con este hermoso refrán comenzamos el invierno, ya empezó a finales de otoño, la estación del año más fría. Y se está cumpliendo con creces. Este año estamos batiendo record de nevadas y frío, mucho frío por estas latitudes. Ya se han visto las copiosas nevadas de nuestra sierra y nuestra comarca norte: pueblo nevados como Alcaucín, Canillas de Aceituno, Sedella, Salares, Cómpeta y en la otra vertiente Periana y Ventas de Zafarraya. Queremos ilustrar estas palabras con unas cuantas fotos tomadas el domingo 11 de enero de 2009. Qué disfrutéis de esta maravilla de la naturaleza. Javier C. L.








Peñón de los Castillejos. Río de la Miel. Sábado, 25 de Enero de 2009.

Comentarios: Antonio Arana.

A pocos kilómetros de Maro, en dirección a Almuñécar, se encuentra el Río de la Miel que baja desde los Cortijos del Nacimiento. En su margen derecha se estira una carretera con el asfalto en buenas condiciones. El acceso a la misma no puede hacerse desde la autovía, sino por la antigua carretera 340. El río, cerca de su desembocadura, queda enmarcado entre el Cerro de las Espuertas, al oeste, el Cerro Sol, al este y un elevado y potente viaducto de la autovía, al sur. Hay en esta zona multitud de carriles y de cortijos. Pero nosotros continuamos en dirección al nacimiento.

Pasamos junto a un paraje en el que se encuentra una espléndida cueva en la que sólo hay que emplear la cuerda al inicio. Es bastante técnica aunque se baja sin excesiva dificultad. Algunos miembros del grupo hemos entrado en ella en tres ocasiones, desde el año 1998. Hace muy poco tiempo, nos han dicho algunos amigos espeleólogos que ha sido "descubierta" por el Grupo de Espeleología de la Sociedad Excursionista Malagueña que la ha estudiado, creyendo en un principio que existía una continuidad de la misma desde el final que nosotros conocemos. Pero, finalmente, han confirmado que termina allí mismo. Es una cueva que merece la pena conocer. No tiene nada que ver con Cueva Oscura de Frigiliana o la Cueva del Agua de Canillas de Albaida, ambas maravillosas también, pero menos sorprendentes. Volveremos a hacerla en breve tiempo.

Río de la Miel entre Pico Sol y Cerro de las Espuertas.


Dejamos a nuestra izquierda el inicio de la vereda que sube por el Cortijo del Cornocalejo para ascender a la Cabeza de Caballo. Finalmente, llegamos al nacimiento del Río de la Miel. Es una zona donde existen varios cortijos y vallas. Dejamos el coche en una pequeña explanada y nos dirigimos al Peñón de los Castillejos por su parte este. Por otro lugar es, prácticamente, inexpugnable.






Peñón de los Castillejos.








Antonio Malpica, catedrático de la Universidad de Granada y Doctor en Geografía e Historia, en su libro "Poblamiento y Castillos en Granada", de 1996, hace referencia a este Peñón habiendo objetivado en él restos de una muralla de mampostería apoyada en el corte de la roca, documentando, además, varios muros de piedra seca y fragmentos de tejas que evidencian la existencia de un poblado de cierta extensión.

Existe también una pequeña cisterna, posiblemente destinada a la recogida del agua que confluía en este lugar desde la parte de arriba. En la cumbre del Peñón hay un mayor número de vestigios materiales, que confirman su utilización como reducto defensivo. Se conservan dos aljibes encajonados en la roca, de similares características constructivas aunque de distintas dimensiones.

Este autor nos dice en su libro que la cerámica recogida en su superficie arroja una cronología que va, aproximadamente, desde el siglo X hasta el XII.

Aljibe.





















Y hace referencia a que, en principio, debe aceptarse que se trata de un asentamiento fortificado durante la fitna (guerra civil) de fines del emirato.


Existen evidentes relaciones espaciales y cronológicas con otras dos fortificaciones del área occidental de la costa granadina: Pico Moscaril (Almuñécar) y el castillejo situado en la Cuerda del Jaral (Salobreña).

El Peñón de los Castillejos tiene una altitud de 935 ms. Es la tercera vez que el grupo lo sube (septiembre 1995 y septiembre 2002). Hoy soplan rachas de fuerte viento aunque el día es soleado, idóneo para la ruta. La cumbre la forma una pequeña meseta. La Cabeza de Caballo destaca al oeste, imponente. A sus pies, el Cortijo del Cornocalejo. A la derecha del pico, unos 200 metros más elevado, el Cielo, con sus 1.508 ms. de altitud.


Cumbre del Peñón de los Castillejos.




Cabeza de Caballo. A la izquierda, el pequeño Cerro Montesinos.


La parte norte y occidental del Peñón cae de forma vertiginosa hacia los Cortijos del Nacimiento. En la parte sur hay dos peñas de blanca caliza que forman un balcón en forma de "V" al que debemos asomarnos con cuidado. La vista de la Cabeza de Caballo es, desde aquí, sencillamente espectacular. En la base del Peñón de los Castillejos, algunos almendros abren ya su sonrosada corola impregnando el ambiente de su suave aroma.

Mirador de la Cabeza de Caballo.

Toda la zona está dominada por esparto y palmito, abundando también el tomillo y la mejorana.

Flor del almendro.

viernes, 23 de enero de 2009

Altos del Sabar: Fraile y Doña Ana. 18 de enero de 2009.


La ruta elegida para hoy son los Altos del Río Sabar, tres picos independientes, uno al lado del otro que no superan los 1.250 ms de altitud. El Fraile, con sus 1.226 ms, es el más elevado. Después le sigue el Doña Ana con 1.191 ms de altitud. El tercero es el Gomer, con 1.129 ms. De ellos, hoy subiremos los dos primeros porque el Alto de Gomer lo ascendimos el día 20 de septiembre de 2008.

Están situados entre Alfarnatejo y Riogordo. Por su parte este discurre el Río Sabar. Al norte se encuentra la Sierra del Jobo, con el Chamizo (1.641 ms). Al Poniente se encuentra la Sierra del Rey, con el Pico Castejón de apenas 1.000 ms de altitud.

Cerca de Alfarnatejo, tras pasar el Puerto del Sábar, sale un carril terrizo, a la izquierda, que atraviesa el río del mismo nombre. A unos cientos de metros hay un pequeño llano a nuestra derecha, al pie del Fraile, donde dejamos los 4x4.



Hace un día estupendo, algo fresco pero soleado. Esta ruta la hemos elegido porque algunos componentes del grupo ( Eduardo, Paco, Carlos y Pedro) no la conocen.


Comenzamos el ascenso por una ladera de moderada pendiente, deteniéndonos en ocasiones mientras conversamos sobre la red de carreteras y ferrocarriles de nuestra provincia. ¡Y, cómo no, del tranvía de Souvirón!


Al poco rato llegamos a un collado desde el que se aprecia la cara noreste del Fraile, haciéndonos una idea bastante clara de la gran caída que existe por esta parte del pico.






El Fraile. Al fondo, el Chamizo.










El terreno es rocoso y está húmedo por lo que andamos por la cresta hacia el Fraile con sumo cuidado por miedo a un resbalón y a un mal golpe.


La cara este del Fraile es una pirámide robusta. Siempre nos ha gustado andar por rocas y esta cuerda es estupenda.






Javier va el primero y no puedo evitar
hacerle una fotografía con la estupenda panorámica de la pirámide rocosa de la cumbre.







El sol va secando las rocas en la parte sur. Así tendremos muchos menos problemas durante el descenso hacia el Tallón.

El Gomer se ve formidable, al sur. En su cima nuestro grupo colocó un buzón de montaña el 7 de octubre de 1995. Aún se conserva bastante bien y, siempre que hemos subido ese pico, hemos encontrado tarjetas de otros grupos, o bien, hojas de alguna libreta con algún comentario en el buzón. De eso se trata: de comunicar nuestras inquietudes como montañeros.


Gomer por su cara norte


A Algunos amigos que han intentado subir el Gomer y no han podido, considerándolo inexpugnable, le hemos indicado la mejor ruta para subirlo. A otros los hemos llevado a su cumbre. Últimamente, algún desaprensivo, porque no tiene otro nombre, se ha dedicado a señalar con enormes círculos y flechas de pintura azul la ruta de ascenso. Señor desaprensivo, la idea no es mala pero podía haberse hecho de forma mucho más discreta sin crear ese enorme impacto visual.

En una hora y media desde el inicio de la ruta estamos en la cumbre del Fraile. Hemos hecho una subida muy tranquila, como siempre, fotografiando plantas, oteando rapaces en vuelo, deteniéndonos en bastantes ocasiones para llenarnos del estupendo paisaje que nos circunda...







El Chamizo, coronado de nubes.










Cumbre del Fraile


Tras permanecer 10 minutos en la cima, descendemos hacia el sur, en dirección al collado del Tallón para subir a nuestro 2º pico, el Doña Ana. En 30 minutos nos encontramos en el collado, a 1.045 ms de altitud. Hemos pasado previamente por una era elevada, asentada sobre rocas, junto a un precioso y solitario olivo. En esta zona encontramos lirios (Iris planifolia) con tres pétalos de un intenso color morado con una franja amarilla central.







Iris planifolia









Durante el ascenso al Doña Ana tenemos la suerte de ver una docena de machos monteses con una buena cuerna. Nos ven y permanecen cerca de nosotros el tiempo justo para poder hacerles unas cuantas fotografías.























El ascenso al Doña Ana no tiene ninguna dificultad. Tras 2 horas y 50 minutos de ruta, nos encontramos en su cumbre rocosa. Las vistas son excepcionales, contribuyendo, además, a ello la sensación de vértigo que todos tenemos en la cima porque la cara sur del pico cae a plomo con un desnivel de unos 270 ms. Hace un poco de frío y algunos aprovechamos para colocarnos los pasamontañas y los guantes. El Gomer se ve magnífico desde aquí, formando un cono sorprendente.







Eduardo en la cumbre del Doña Ana. Al fondo, el Gomer.









La Maroma, aún nevada, emerge en el horizonte, al Levante.









Paco asomado al "balcón" del Doña Ana.








Pepe, el "peso pesado" del grupo por su experiencia, sentido de la orientación y sensatez, a sus 65 años sube lo que le pongan por delante. El año pasado ascendió, entre otros picos: Sierra Mágina (Jaén), la Maroma (4 veces), la Torca, Navachica, el Cielo (nocturna), Cerro de las Tres Cruces, Gomer, Pico Giralda (en la Sierra de los Guájares)... Los demás componentes del Grupo Andax, "cuando seamos mayores" queremos ser como él.



Gomer

Son las doce y media. El hambre comienza a contraernos el estómago y decidimos iniciar el descenso por el Tallón hasta los coches para almorzar en Alfarnate, en el Restaurante "Los Pirineos".

Nos encontramos dos cazadores con sendas carabinas, uno a cada lado del Tallón. Apretamos un poco la marcha para quitarnos de enmedio lo antes posible.






Pedro y Javier junto a un quejigo o roble andaluz (Quercus canariensis).













Alcandorea (Vinca difformis)










Restaurante Los Pirineos de la Costa del Sol

El tiempo total de la ruta ha sido de 4 horas. A las dos menos cuarto nos encontrábamos ya pidiendo unas buenas carnes a la brasa regadas con un buen vino.


lunes, 19 de enero de 2009

Y la nieve llegó a Benthomiz.

Lunes, 12 de enero de 2009.


Para quien no nació en esta maravillosa comarca de la Axarquía y a pesar de sentirme veleño por convicción, tras los 15 años vividos en ella con la intensidad que da el conocer todos sus pueblos, su litoral, sus ríos y, fundamentalmente, sus montañas... el haber podido contemplar el Cerro Benthomiz nevado ha sido todo un regalo para la vista y para el alma. Y digo alma sabiendo lo que digo porque ese cerro fue unos de los primeros que ascendí, dejando impregnadas mis pupilas del sorprendente paisaje que lo circunda por todos lados y, esa pequeña parcela del conocimiento que tengo en mi cerebro, llena de una abundante cantidad de datos históricos sobre su castillo. Historia contada por Javier, miembro de este grupo en el que fui aceptado de manera generosa, licenciado en Historia Medieval y nacido en Vélez-Málaga.

Hemos subido muchas veces a Benthomiz, estudiando los paños de muralla que aún quedan en pie, su torre, sus baños, su situación privilegiada... pero nunca habíamos pisado la nieve en su cumbre.

Así que tras la intensa nevada caída hace una semana en estas tierras, Pepe Martín y un servidor, Antonio Arana, decidimos ascender a la cumbre con la mochila y la cámara fotográfica. Al ser lunes, los demás componentes del grupo no han podido acompañarnos por razones laborales.

Es una montaña de 711 metros de altitud que forma parte de una cadena montañosa de baja altura interpuesta entre la costa y la Maroma. La componen, de este a oeste, la Rábita de Torrox, Rábita de Sayalonga, Benthomiz, Beas y el Collado.

A Benthomiz se puede ascender por Río Seco, por su parte sur. Pero nosotros lo hicimos desde el pueblo de Arenas. De él sale un carril que atraviesa el río Seco, dirigiéndose a la cumbre del cerro por la parte norte. Ese carril está recién asfaltado y tuvimos que andar por él con bastante prudencia porque estaba helado completamente. Tras una hora de paseo tranquilo llegamos a un collado desde el que se divisan las dos vertientes, norte y sur, ambas con magníficas vistas. Y, 5 minutos después, estábamos junto al vértice geodésico del pico.




Vértice geodésico del Cerro Benthomiz


La nieve se asentaba en toda la ladera norte del cerro. En 24 horas la blancura de la cumbre del día previo había dado paso a una mullida alfombra de verdor.

El día soleado permitía saborear las vistas de nuestra más alta montaña, la Maroma, y de algunas de las poblaciones que asientan casi a sus pies, como Arenas y Daimalos.


La Maroma y Arenas desde Benthomiz


Recorrimos la cumbre hasta el paño de muralla mejor conservado, en su parte de Levante. ¡Qué pena que esta magnífica fortaleza árabe no haya sido ya restaurada! El paso del tiempo la va deteriorando de forma progresiva.
















Muralla

Esta fortaleza, fue inicialmente, un poblado ibérico. Posteriormente, los fenicios y griegos establecieron en este lugar factorías. Hicieron acto de presencia también los cartagineses y, tras las Guerras Púnicas, pasó a poder de los romanos. Los árabes la reedificaron más tarde. Y, en 1569, cuando Felipe II dio la orden de abolir las prerrogativas que los moriscos tenían en relación a sus costumbres y al idioma, Benthomiz se convirtió en el foco de mayor rebeldía y protesta ante el cambio tan radical, prestando obediencia a Muley Mohamed Aben Humeya. Tras ser rendida la fortaleza, fue reconstruída y sirvió para defender la costa y la sierra de los corsarios.



Arenas desde la muralla del castillo
















Cumbre de Benthomiz












Benthomiz, Arenas y la Maroma






Sedella, al pie de la Maroma

En la cumbre del cerro hay un olivar. Entablamos conversación con su dueño que estaba bastante enfadado porque el peso de la nieve había tronchado bastantes ramas de los árboles. Y allá estaba, sierra en mano, intentando poner un poco de orden en el desaguisado.

En el descenso, ya en el carril asfaltado, nos tropezamos con un lugareño que nos ofreció vino del terreno de una bota que llevaba en bandolera. Lo hace él mismo, según nos dijo. Y, al poco rato, nos encontrábamos de nuevo en el pueblo.

El acercarse a conocer Benthomiz se convierte en un paseo delicioso, sobretodo si se hace en primavera, con los almendros en flor. Para aquéllos que no lo conocéis aún, lo recomendamos si queréis tener una maravillosa perspectiva de esta parte de la comarca a vista de pájaro.