miércoles, 28 de julio de 2010

Ruta por el Torcal de Antequera. Sábado, 24 de julio de 2010.

Comentarios y fotografías: Antonio Arana.

La ruta de hoy es un paseo por un paraje maravilloso como es el Torcal de Antequera. Sólo hemos podido venir Pepe y yo.

Para empezar, el Torcal está envuelto en niebla. Sí, a finales de julio y parece que lleva puesta su "montera" otoñal. Hemos venido muchísimas veces y lo conocemos bien. Para comenzar a estirar las piernas iniciamos una de las dos rutas oficiales: la ruta amarilla.


Figuras en la niebla.



Es tal la humedad existente que al condensarse caen gotas como si estuviese lloviendo y empapan nuestra ropa. No vemos a más de 10 metros de distancia pero es sorprendente la forma como emergen a cada paso las fantasmagóricas figuras de piedra rompiendo la niebla.
Las zarzas están repletas de flores que en un mes y medio se habrán convertido en negras, dulces y deliciosas moras. Los endrinos se van llenando también de drupas que estarán totalmente maduras a finales de agosto.


Hoy es 24 de julio, ni más ni menos, y, sin embargo, llevamos en el cuerpo una sensación de frío que hace agradabilísimo el paseo. Casi nos dan ganas de ponernos más ropa que no hemos traído.

Entramos en el Callejón del Tabaco y recorremos pasillos muy estrechos.


Pasillo.



Llegamos a un rincón precioso en el que encontramos una roca que no sé si es conocida con algún nombre, a la que yo bauticé como "Roca del Pez Luna". Por supuesto que ese nombre no es público y sólo lo utilizo yo para tener referencia de la misma cuando me muevo por el Torcal midiendo tiempos entre distintos hitos. Al llegar a ella la encontramos de frente en forma de roca muy delgada y con una pequeña oquedad a modo de boca. Pero al contemplarla de lado podemos apreciar la anchura que tiene. Igual le ocurre al pez luna: de frente aparece casi desapercibido pero cuando se gira muestra su tamaño real, tragando saliva (nosotros, claro, por el súbito miedo que sentimos).


Roca del "Pez Luna".

Encontramos algunos cardos como: cardo estrellado, alcaucil, cardón, cardillo...



Cardo estrellado. Centaurea calcitrapa.



Alcancil o alcaucil. Cynara scolymus.


Tras dos horas de marcha tranquila, habiéndonos cruzado con sólo dos parejas de "guiris" que han madrugado tanto como nosotros, llegamos al Centro de Visitantes. Le echamos un vistazo al interior visitando las distintas salas y la cafetería. El observatorio astronómico, según nos dicen, comenzará su andadura el próximo mes de agosto.



Ammonite. Centro de Visitantes.


Ahora nos vamos a ver a nuestro amigo "El Tornillo", el símbolo del Torcal de Antequera. Han abierto un sendero ancho que aboca al mismo desde la carretera. Pepe y yo pensamos que el sendero constituye un verdadero impacto medioambiental, pero así son las cosas... Continúa envolviéndonos la niebla.



El Tornillo.



Cardillo. Scolymus hispanicus.


De aquí nos acercamos a otra roca amiga: "El Sombrerillo", otra de las formidables formaciones rocosas de este paraje, casi en equilibrio inestable.



"El Sombrerillo" en la niebla.

Junto a esta roca podemos apreciar el molde de un gran ammonite y, a unos metros, otro molde de un ammonite de tamaño mayor.



Observando el ammonite del Sombrerillo.

Molde de Ammonite cerca del Sombrerillo


Ascendemos después al punto más elevado de todo el Torcal, en las Vilaneras. Se trata del Mástil de los Montañeros, con 1.346 ms de altitud.



En el Mástil de los Montañeros.


La niebla no levanta y decidimos dirigirnos hacia el sur para explorar una serie de terrazas y pasadizos entre rocas que constituyen una delicia para cualquier montañero con espíritu, además, de aventurero.




Estrecho corredor rocoso.


En nuestro camino continúan interponiéndose grandes moles rocosas que parecen susceptibles de caer con sólo empujarlas levemente.




El empujoncito...


Hacemos un alto al final de la ruta para beber un poco de agua y comer un suculento bocadillo de atún y una manzana. Hemos disfrutado minuto a minuto, a pesar de la niebla y gracias a ella, de las 6 horas de ruta en este entorno mágico.


Y el día 31 de julio: ¡al Mulhacén!

viernes, 9 de julio de 2010

Charca del Canalón. Río Verde. Istán. Domingo, 4 de julio de 2010.

Comentarios y fotografías: Antonio Arana.

Tras la ruta de la Maroma de hace 3 días, hoy es bien recibida esta otra a Río Verde de Istán. Y le pongo apellido por la existencia de otro Río Verde en Otívar (Granada), ambos completamente distintos en cuanto a su entorno y a la transparencia de sus aguas.

Acompañamos al grupo de Benamocarra cuya Concejalía de Deportes ha programado esta ruta.

Iniciamos la marcha a las 10.30 h desde el mismo pueblo, junto al Polideportivo, teniendo frente a nosotros, al este, unos picos en forma de agujas que pertenecen a Sierra Blanquilla cuyas máximas alturas son el pico del Lastonar con 1.275 ms y La Concha con 1.215 ms. El precioso embalse de la Concepción se encuentra al máximo de su capacidad.


Istán y su Sierra Parda.


Sierra Blanquilla.


Cara sur del Pico de la Concha.

A los 10 minutos de iniciada nuestra marcha llegamos al Nacimiento del Río Molinos. Un frondoso y fresco lugar donde el agua corre por todas partes. Hay una fuente de la que se puede beber. Pero el verdadero nacimiento se encuentra justo detrás de ella, a unos 20 ms. El agua sale de entre las rocas.


Fuente en el Nacimiento del Río Molinos.

Junto a la fuente hay un hombre del pueblo, Miguel Romero, trenzando hilo de pita para hacer unos pequeños zapatitos. Cada uno de ellos le lleva un día de trabajo, según refiere. Es pura artesanía y hay que valorarla como tal, por ello tras hacerle ver que hace un maravilloso trabajo que no debería perderse nunca, procedo a comprarle dos ejemplares que lleva colgados en su propio llavero. Él dice que sólo lo hace para entretenerse.


Miguel Romero y su artesanía.


Zapatitos de hilo de pita.

La marcha se realiza en un primer tramo por asfalto. Posteriormente, tras unos 50 minutos, se transforma en una pista de tierra. Hace calor y vamos pensando en que la vuelta puede ser dura en cuanto a la temperatura.


Alfilerillos de la Viuda. Trachelium caeruleum.

A las 12 h llegamos a una especie de pequeña explanada donde encontramos varios coches cuyos dueños han decidido obviar la caminata aparcando directamente aquí, a unas decenas de metros del cauce del río. Nos colocamos el calzado de agua quitándonos ropa para continuar la ruta en bañador pues ya vamos a meternos en agua.

Nada más comenzar a andar por el cauce nos damos cuenta del por qué lo llaman Río Verde. El agua es de ese color por la abundantísima cantidad de algas acuáticas existentes. Vamos andando entre ellas con una falsa sensación de que el agua está sucia, pero nada más lejos de la realidad.


Iniciando la marcha por el cauce de Río Verde.

Las piedras del cauce son muy resbaladizas y cuesta trabajo andar por él. Además, el tamaño muy cambiante de las mismas entorpece la marcha sobremanera.


Pétalos de adelfas "Nerium oleander" flotando en la corriente.

Nos desviamos un poco de la ruta para bañarnos en una poza a la que el dueño de una casa existente junto a la misma llama la "charca de la vera de la colmena". La poza es profunda y nos deleitamos en ella durante un cuarto de hora. Después, y tras hablar durante unos minutos con el dueño de la casa (llamada del molino) sobre la zona, emprendemos el camino siguiendo una pista para regresar al río a los 25 minutos, junto a un puente colgante en un lamentable estado de conservación. En el año 2003 el Grupo Andax, mi grupo de montaña, realizó esta misma ruta atravesando el puente sin ningún problema porque no estaba deteriorado. Es una pena verlo así porque su travesía añadiría un poco más de aventura. Son las 13.32 h.


Javi junto al puente colgante.


Uña de gato. Sedum sediforme.

Atravesamos el río y, a los 8 minutos, nos encontramos junto a las primeras pozas del Charco del Canalón. Nos detenemos a comer algo y, una vez saciado nuestro apetito, nos lanzamos al agua como niños para llegar nadando a la cascada que hay al final de la citada charca. La temperatura del agua es fresca, sin sensación de frialdad.


Charco del Canalón. Río Verde.


Rocío. Una estupenda artesana veleña.


Pepe junto a una de las pozas.


Junto a la Cascada del Charco del Canalón.

Permanecemos en esta zona algo menos de una hora. Iniciamos el regreso a las 14.30 h y entramos en Istán a las 17.15 h. Durante el camino de regreso tengo que atender a una chica con un leve mareo y a otra compañera "menos joven" con una verdadera lipotimia por calor. Finalmente, todo se resuelve sin más complicaciones y en el Nacimiento del Río Molinos, antes de finalizar la ruta, nos refrescamos recuperando la energía perdida.

Recorrido: 8 km.
Desnivel máximo acumulado: 334 ms.
Tiempo empleado: 6 h y 45 minutos.
Dificultad: media.

martes, 6 de julio de 2010

La Maroma desde la Alcauca por el Cerro de la Majada del Arce. Jueves, 1 de julio de 2010.

Comentarios y fotografías: Antonio Arana.

Hoy es ya 1 de julio y para celebrarlo se nos ha ocurrido hacer una subida a la Maroma, iniciándola en la Adecuación Recreativa de la Alcauca, pero en lugar de subir hacia los Castillones y Fuente del Espino, hemos decidido realizarla por una cresta que hay al oeste del Cerro del Pimiento, llegando al Cerro de la Majada del Arce y, desde aquí, enlazar con la vereda que viene de dicha fuente.

A las 7.30 h de la mañana tenemos 23ºC de temperatura. El día "promete..."

Al ser un día laborable sólo tenemos la suerte de ir unos pocos: Pepe, Fernando, Beatriz, Alejandro y yo mismo. Iniciamos la marcha a las 9.00 h.

Por encima del carril de la Alcauca hay otro por el que recorremos unos cientos de metros antes de abandonarlo para acceder a una cresta en dirección sureste. El carril está cortado porque se ha hundido en parte, probablemente por las pasadas lluvias.

Fernando con Alejandro y Bea. Nuestra ruta, detrás.

Encontramos Anthyllis tejedensis, Sedum sediforme, leuzea conifera, Santolina chamaecyparissus, Thymus longiflorus...

La vista de los Llanos del Espino y del Poljé de Zafarraya es impresionante, llevándola a nuestras espaldas. Y más al norte, la Sierra de Loja que recorrimos el pasado 15 de mayo, pudiendo contemplar desde aquí Sierra Gorda, Cerro Caballón I, Cerro de la Yedra, Cerro de los Surcos, Cerro del Acebuche y Cerro Caballón II, entre otros.


Anthyllis tejedensis.


Cuchara de pastor. Leuzea conifera.


Llanos del Espino. Se aprecian los Cerros Torca, Umbría y Puerto.

La pendiente es continua y hace calor aunque al llegar a los diversos collados y soplar Levante notamos una sensación fresca en la cara que nos reconforta.

Nunca habíamos subido por aquí a la Maroma. Estudiando el Mapa Topográfico Nacional de España ví la posibilidad de esta ruta y la mejor forma de comprobar dicha posibilidad es hacerla para conocer y afrontar las dificultades que puedan presentarse.

Cerca de donde nos encontramos, al noreste, podemos apreciar la figura inconfundible del Cerro del Pimiento con sus 1.318 ms de altitud. Desde este pico sale una vereda que transcurre por una cuerda situada a la izquierda de la que recorremos nosotros.


Cerro del Pimiento.

La ruta es muy bonita aunque vamos notando el desnivel en nuestros pulmones y piernas. Pepe Martín marcha el primero, con su ritmo lento pero incansable. Hasta el momento, sus 67 años aún no han hecho mella en su coraje montañero.


Abrótano hembra. Santolina chamaecyparissus.


Vereda hacia el Cerro de la Majada del Arce.



Pepe dirigiendo el grupo, como siempre.

Al este discurre el Arroyo de Bajo Hondo y, aún más hacia el este, el Arroyo de los Tejos. A la derecha, el Arroyo de la Alcauca.


Arroyo de Bajo Hondo.

A las 11.30 horas llegamos a la cumbre del Cerro de la Majada del Arce (altitud 1.769 ms). Es una cresta rocosa, corta y estrecha, sin ninguna arboleda, en dirección NW - SE. Desde ella podemos contemplar la Peña del Águila a 200º S - SO; el Cerro del Mojón a 160º S -SE; el Cerro del Selladero (Don Abuelo) a 115º E - SE; el Cerro de la Torrecilla en el pojé de Zafarraya, a 340º N...


Fernando en la cresta del Cerro de la Majada del Arce.


Cumbre del Cerro de la Majada del Arce. Al fondo, el Selladero.

A las 11.45 h enlazamos con la vereda que viene de la Fuente del Espino y bordea el Cerro del Mojón hacia el sur para luego dirigirse hacia la Maroma, al sureste.


Bordeando el Cerro del Mojón.

A las 12.15 h estamos situados junto al pluviómetro de la base del Cerro del Mojón, al sur.


Beatriz cerca del pluviómetro.

Continuamos encontrando verdaderas delicias botánicas. Cada vez que vemos una de ellas entendemos la sensación que debio tener el gran botánico Charles Edmond Boissier cuando recorrió estas tierras durante el año 1837 descubriendo algunas de estas plantas.


Relojes. Erodium cheilanthifolium Boiss.


Pampajarito. Sedum acre.

A las 13 horas llegamos al monolito de la Maroma (altitud 2.068 ms). Hay un grupo de ingleses en uno de los vivac de piedras que hay alrededor del monolito. La temperatura es agradable. Creíamos que íbamos a pasar un día malo de calor pero, afortunadamente, no es así. Aunque el sol se pega bastante.


Cumbre de la Maroma.


En el monolito de la Maroma.


Descendiendo del monolito.


Los 16 y los 67 años en la cumbre de la Maroma.

Pepe es la 3ª Maroma que sube desde principio de año, amén de otras rutas como los cerros Águila, Alcojona, Abanto, El Convento, Pimiento, la Cueva Oscura de Frigiliana, los Cahorros del cauce bajo del Río Higuerón... Y aún faltan 6 meses para finalizar la temporada de montaña 2010. Está hecho un león.

Nos dirigimos ahora hacia el Tajo del Sol porque desde él se aprecia una vista maravillosa del Arroyo de los Presillejos, con el Cerro Palomica a la izquierda y el Collado de Rojas con los acantilados del Salto del Caballo a la derecha. La altitud en esta zona es de 2.000 ms.

Fernando no conoce la situación de la Fuente de la Tacita de Plata y decidimos dirigirnos a ella. Conocer esta fuente a 1.820 ms de altitud es un seguro de vida. Desde que la conozco hace 18 años no la he visto nunca seca. No tiene un gran caudal pero es suficiente para saciar la sed de todos los montañeros que se arriesguen por estas sierras. Junto a ella encuentro ejemplares de Digital negra. Son las 14.40 h.


Digital negra. Digitalis obscura.

El agua es fresca y nos reconforta. Llenamos las botellas que llevamos con agua ya caliente a estas alturas de la ruta y emprendemos el camino hacia el Salto del Caballo para ver las plantas carnívoras, o, más exactamente, insectívoras.


Tacita de Plata.

Observamos la gran mole del Tajo del Sol en cuya cumbre hemos estado hace apenas una hora.


Tajo del Sol.

En el Salto del Caballo encontramos una culebra de escalera. Se trata de una cría porque en el dibujo del dorso aún se aprecian perfectamente los peldaños de la escalera. En el adulto que puede medir hasta 1.60 ms, se pierden los peldaños quedando sólo las dos bandas laterales. El adulto es muy agresivo. Algunos grandes ejemplares se yerguen y silban agitando el cuerpo propinando auténticos latigazos. Pero nuestra cría se queda muy quieta, observándonos y dejando que la fotografiemos.


Culebra de escalera. Elaphe scalaris.

Dejamos a nuestra culebra tranquila y a las 15.45 h nos encontramos delante de las plantas insectívoras. Se trata de la Grasilla. Hay dos variedades: una se da en la Sierra de Cazorla y en Río Verde (Otívar), y es la Pinguicola vallisneriifolia. La otra variedad se da en esta zona y es la Pinguicola dertosensis. Florece a últimos de junio y en la primera quincena de julio. Después se seca la flor.


Pinguicola dertosensis.

En otra ruta realizada y que se encuentra en este blog ya comenté que el rosetón de hojas basales de la planta tiene dos tipos de glándulas: una que secreta moco viscoso que hace que se peguen los insectos y otra que los digiere.


Insectos adheridos al moco de las hojas.

Podemos contemplar varios insectos luchando contra el moco en una batalla perdida. Dejamos las cosas a su curso natural.

La flor de la grasilla tiene apenas 15 cm de longitud. Es muy pilosa en su interior.


Preciosa flor de pinguicola dertosensis.


Muy cerca del peligro.


La batalla perdida.

A las 16.25 h atravesamos el Contadero y a las 17.15 horas nos encontramos en el Robledal, junto a uno de los coches que previamente habíamos dejado aquí.


La ruta es de dureza alta. La distancia recorrida ha sido de unos 17 km. Hemos empleado un tiempo total de 8 horas y 15 minutos. Desde el inicio de la ruta hasta la cumbre de la Maroma el tiempo parcial empleado ha sido de 4 horas. El desnivel de ascenso acumulado ha llegado a los 1.300 ms. Es una buena alternativa para los que estén cansados de subir la Maroma por las rutas tradicionales.