domingo, 20 de marzo de 2011

Maroma nevada por El Alcázar. 19 de febrero de 2011.

Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Juanlu y Antonio.

Vivimos un invierno espléndido de lluvia y nieve. Y ya lo dice el refrán: "Año de nieves, año de rutas de montañas"... o algo así...

El buque insignia de las Sierras Almijara y Tejeda es la Maroma, con la mayor altura de la provincia de Málaga (2.068 metros). Y se encuentra nevada. Así que hoy hemos decidido pasar un poco de frío coronando su cumbre. Y lo vamos a hacer desde El Alcázar, en Alcaucín. Pero, en lugar de ascender el primer tramo por la pista forestal, lo haremos directamente por el cortafuegos que nos llevará al final de dicha pista, junto al pluviómetro existente al inicio de la Loma de las Víboras.

Tomamos el Sendero de la Cerca, pasando por un precioso pinar que forma casi una alameda y atravesamos un arroyo para ascender de forma progresiva por una vereda, quedando el cortafuegos a nuestra izquierda.

Por el Sendero de la Cerca.


El arroyo.

Pozas en el arroyo.

El arroyo, otrora seco, acompaña con su agua cantarina y sus frescas pozas de agua clara nuestro recorrido. La vereda es estrecha, rodeada de abundante euphorbia. Algunos troncos de pino caídos se interponen en nuestro camino. Unas veces los sorteamos por encima y, otras, por debajo.


Tronco en la vereda.

El ascenso por el cortafuegos es lento aunque no se hace penoso en exceso. En una hora y diez minutos nos encontramos al inicio de la Loma de las Víboras. Una zigzagueante vereda nos va subiendo hasta los Llanos del Espino. Junto a ella hay un par de pinos con unos troncos en actitudes sorprendentes. Uno de ellos se apoya en el suelo para formar una especie de diván natural colocado junto al camino para el descanso... para mi descanso...

El diván natural.

A nuestro alrededor van apareciendo distintas especies botánicas: romero, abrótano hembra, salvia, aulaga, piorno de crucecitas... aunque ninguna de ellas en flor en el mes de febrero.

Abrótano, romero y piorno de crucecita.

Hacia el noroeste se nos abre una visión majestuosa del arco calizo malacitano: Morrón de la Cuna, Sierra de Alhama, Vilo, Gallo, Altos del Sabar, Chamizo, Sierra de Camarolos... contactando con la Sierra de Loja.


Vista desde la Loma de las Víboras.

A los 1.550 metros de altitud comenzamos a pisar las primeras nieves. Nos encontramos cerca de los Llanos del Espino y podemos contemplar el imponente Cerro del Tajo Fuerte herido por la estela que deja un avión. Por cierto, esa estela no es humo sino vapor de agua que se condensa por el frío imperante a esas alturas.


Cerro del Tajo Fuerte.

Desde l a Fuente del Espino, llamada así porque hay una fuente junto a un espino ¿a que no lo hubiéseis adivinado si no lo aclaro?, podemos continuar el camino hacia la Maroma bordeando el Cerro Mojón por el norte (más fácil aunque más largo), o ascendiendo directamente por el arroyo entre el Cerro Mojón y la Peña del Águila. Decidimos subir por el arroyo completamente nevado. Hay que echarle a la ruta algunos momentos de aventura...


Por el arroyo.

Encontramos plantas completamente heladas, algunas de las cuales fotografiamos. Nos vamos deleitando con el precioso paisaje. A pesar de la abundante presencia de nieve, y pese a encontrarnos a una altitud de 1.800 metros, no hace demasiado frío.

Hielo y flora.


Sin comentarios...

La parte noroeste de los árboles, totalmente helada, contrasta con el brillante verdor de la parte contraria. No damos crédito a la belleza del paisaje nevado, tan sólo a unos kilómetros del mar.


Encina cerca del pluviómetro.

Hay pinos prácticamente enterrados en la nieve que se acumula en algunos lugares con un gran espesor.


Pinos semienterrados en el manto blanco.


El pobre pluviómetro en la cabecera del arroyo entre el Cerro Mojón y la Peña del Águila.

Podemos apreciar, a nuestra izquierda, Sierra Nevada y la Sierra de Arana completamente nevadas en la lejanía.


Las altas cumbres nevadas, a lo lejos. En primer plano, a la izquierda de Juanlu, el Selladero "Don Abuelo".

Recorremos ahora una cresta antes de iniciar la subida por la última loma de la Maroma. Vamos siguiendo las huellas de un pequeño grupo de montañeros que nos precede.


La cresta.


La última loma.


Mal tiempo en la cumbre.

Nubes amenazadoras de color gris plúmbeo se van depositando en la cercana cumbre. El frío hace acto de presencia. Las piernas se introducen, una y otra vez, en agujeros no visibles entre rocas llegándonos la nieve hasta la mitad del muslo. Algunos animales no resisten este clima poco habitual en esta sierra.


Musaraña común (crocidura russula).

Una densa niebla comienza a caer sobre nosotros. Apenas podemos ver las siluetas de los demás compañeros a 10 metros. Hay veces que la niebla se levanta permitiendo ver el color azul del cielo. Ojalá que también ocurra hoy en la cumbre.


En la niebla.

Muy cerca ya de la cumbre.

El tiempo nos da un respiro, como deseábamos, al llegar a la cima. El paisaje es precioso. Estamos solos a 2.068 metros de altitud sobre el nivel del mar. El otro grupo ha iniciado ya el descenso.


Vértice geodésico de la Maroma.


Monolito helado.

La escalera del monolito, hecha con gavillas de hierro, no puede ni tocarse del intenso frío, motivo por el que ni se nos ocurre ascenderla hasta el vértice geodésico propiamente dicho.


Cumbre de la Maroma y monolito.

Los distintos vivac de piedra que rodean el monolito se encuentran enterrados prácticamente en nieve.


Vivac.

El descenso lo realizamos bordeando el Cerro Mojón por la derecha hacia la Fuente del Espino, llamada así porque hay una fuente junto a un espino ¿o ya lo había dicho...?

Maravillosa panorámica realizada por Juanlu, con Pepe en la Loma de las Víboras.

Llegamos a la zona de la Cerca realizando las últimas fotografías de la ruta. Hay compañeros que me preguntan si no me canso de subir a la Maroma, una y otra vez. Y siempre les contesto que no. Con la de hoy son 43 veces las que he subido a esta mágica montaña y siempre es distinta la ascensión. Recordad ese poema de José Saramago:

El viajero vuelve al camino

El fin de un viaje es
sólo el inicio de otro.
Hay que ver lo que no se ha visto,
ver otra vez
lo que ya se vio,
ver en primavera
lo que ya se vio en verano,
ver de día lo que
se vio de noche,
el fruto maduro,
la piedra que
ha cambiado de lugar,
la sombra que
aquí no estaba.
Hay que volver
los pasos ya dados,
para repetirlos
y para trazar caminos
nuevos a su lado.
Hay que comenzar
de nuevo el viaje.
Siempre.
El viajero vuelve
al camino.

Esa es la realidad en la montaña. Siempre cambia, ofreciéndonos misterios ocultos en cada estación, de día y de noche...


Pinar junto a la Cerca.


El Chihuahua protegiendo El Alcázar.


Track de la ruta.


Perfil de la ruta.


Recorrido: 15 km.
Desnivel de ascenso: 1.200 ms.
Desnivel de descenso: 1.200 ms.
Tiempo total: 8 horas y media.
Dureza: alta.



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