Fotografías: Ana, Juanlu y Antonio.
Once años han pasado desde mi última subida al Trevenque. Un pico que es considerado el rey de la media montaña granadina con sus 2.083 metros de altitud.
Dejamos los coches en el Mirador del Canal de la Espartera que conduce el agua hasta la central eléctrica de Dílar después de una caída de 400 metros desde la Boca de la Pescá.
Nos dirigimos hacia el este, subimos una fuerte pendiente y caminamos por una pista que discurre al sur de la Cuerda del Trevenque.
Llegamos a un mirador desde el cual podemos apreciar al este la inconfundible imagen del Trevenque. Los Arenales del mismo nombre se sitúan entre nuestra posición y dicha montaña.

La pista discurre un poco por debajo y en paralelo a la que es la verdadera cuerda del pico.
Vamos despacio, haciendo fotografías y sin parar de hablar. Algunos ciclistas pasan a nuestro lado con la huella del esfuerzo en sus rostros.


La pista constituye un largo zig-zag sin que apenas se note la suave y continua pendiente.
En la foto inferior se puede apreciar perfectamente la Cuerda del Trevenque con la vereda que la recorre y, por debajo, la pista forestal que poco después se transforma en vereda.
Llega un momento en el que, ya cerca del macizo montañoso, la vereda adquiere una gran pendiente. A partir de aquí es cuando hay que comenzar a realizar el verdadero esfuerzo.
Conforme vamos ascendiendo comenzamos a pisar algunas pequeñas manchas de nieve.



Muy cerca ya de la cumbre pasamos junto a una enorme roca con la figura de la cabeza de un perrito.

Entre las dos fotografías inferiores han transcurrido casi 12 años. Los protagonistas somos Pepe y yo. La primera fotografía fue tomada el 22 de enero del año 2000.


En dos horas y media nos encontramos junto a la mole rocosa del pico.
Hay un pequeño collado en la base con unas rocas interpuestas a nuestro paso que se sortean sin dificultad.
El día es precioso y la temperatura estupenda. Aunque van entrando nubes por el suroeste.
En un recorrido circular nuestra mirada abarca infinidad de montañas conocidas: al este, la Loma de los Panaderos y el Veleta, acompañado por los Tajos de la Virgen, Elorrieta y el Tozal del Cartujo; al norte, el Cerro del Cocón, el Pico del Tesoro, Cerro Gordo y el Pico de la Carne; al sur, la Loma de Peñamadura, los Alayos de Dílar y, más al sureste, el Caballo; y al oeste, la Boca de la Pescá, la Silleta de Padul y Sierra Tejeda con la Maroma.


Fotografiamos el Belén existente en la misma cumbre de la montaña.

Nos hacemos una fotografía en la cumbre con mi cámara puesta en posición de "automático". Juanlu se ofrece a darle al disparador sabiendo que tiene 10 segundos para unirse al grupo debiendo trepar por unas cuantas rocas ascendentes.
Las nubes van entrando de forma lenta aunque continua, extendiéndose por la Fuente del Hervidero y los Arenales.

El camino de regreso lo hacemos por los Arenales, pasando junto a la roca conocida como "la Esfinge".
El paisaje recuerda al desierto de Arizona. Es, francamente, sorprendente.

La espléndida montaña va quedando atrás, abrazada por las primeras nubes.
Acabamos la ruta enfrentándonos a unas cuantas fuentes de conejo, pollo, chorizo, morcilla... jarras de cerveza y de vino costa delicioso... en el restaurante de la Fuente del Hervidero (teníamos mesas reservadas).


Recorrido total: 10 km.
Desnivel acumulado: 800 ms.
Tiempo total: 5 horas y 30 minutos.
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