jueves, 15 de diciembre de 2011

I Cata Vertical. Maroma por el Robledal. 8 de Diciembre de 2011.

Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Ana y Antonio.

A Javier, como montañero y buen entendido en vinos, se le ha ocurrido realizar hoy una cata muy especial. La ha llamado "I Cata Vertical" y la vamos a realizar durante la ruta a la Maroma.
El concepto "vertical" tiene un doble sentido en este caso. En primer lugar, porque ascenderemos hasta los 2.068 metros de altitud. Y, en segundo lugar, porque llevamos en las mochilas una selección de vinos de uva tinta de Toro, de Bodegas Pagos del Rey: Reserva de 2006, Crianza de 2007 y Roble de 2010.

El grupo está formado por montañeros veteranos del Grupo Andax y montañeros del IES Juan de la Cierva de Vélez-Málaga. En total, 30 personas.

Una vez en el Robledal, zona elegida para el ascenso a la Maroma, el grupo se pone rápidamente en marcha quedando unos cuantos compañeros rezagados.


"Los rezagados".

Más adelante nos reuniremos todos, antes de que comience la dura subida por la vereda desde el "Contaero".


El grupo.


Llegando al Contaero.

Pasamos por el Collado de Rojas donde dejamos el cargamento de botellas de vino para realizar en este punto la cata durante el descenso.

Poco después, pasamos junto a los tejos existentes en la zona de los Tajos de la Herradura, cerca del Salto del Caballo.


Hacia el Salto del Caballo.

Una vez en el Salto del Caballo el grupo se divide en dos: una parte realizará el ascenso por el Tajo Volaero; y la otra lo hará por la base del Tajo Sol. Volveremos a encontrarnos en la cumbre.


Por el Tajo Volaero.


Por la base del Tajo Sol.

Tenemos la suerte de ver tres grandes machos monteses rodeados de hembras muy cerca de nosotros.


Macho montés.

Llegamos al punto más elevado de la Maroma donde se sitúan dos monolitos de piedras, contribuyendo a su permanencia con la colocación de una piedra más.


Monolitos.

El gran monolito cuadrangular de la cumbre se aprecia a unos 400 metros de donde nos encontramos.


Monolito en la cumbre de la Maroma.

Hemos tardado en la subida tres horas y media, con marcha tranquila. Una vez en la cumbre, nos alternamos para subir hasta el vértice geodésico para hacernos fotografías. Es una altura de tan sólo 4 metros, pero desde arriba parecen por lo menos 10, causando una sensación de vértigo intenso.


En lo alto del monolito.


Monolito.

Nos agrupamos sentados en el suelo para comer algo y dar un trago de la única botella de vino que hemos subido.


La hora del bocata.


"Menda", Ana, Quirri y Javier.


En el monolito.

Una vez reconfortados internamente con el bocata y el trago de vino, y, externamente, por la maravillosa vista existente gracias al día espléndido que hace, iniciamos el descenso hacia el Collado de Rojas para realizar la cata.

Avanzamos hacia el este pudiendo observar a lo lejos un conglomerado montañoso que vamos individualizando al identificar cada pico: Gavilán, Atalaya, Cerro Verde, Fuerte de Frigiliana, Cisne, Lomas de Mota, Lucero, Cerro de la Chapa, Cielo, Navachica, Cabañeros, Sierra de Lújar...


Montañas orientales de la Axarquía.

Le digo a Ana que se coloque sobre la "Cabeza de Tortuga" para hacerle una foto.


Ana sobre la "Cabeza de Tortuga".

Ana y Francis no conocen la fuente de la Tacita de Plata y nos adelantamos al grupo para acercarnos a ella. Es sorprendente que a 1.830 metros de altitud podamos saciar nuestra sed bebiendo de esta inagotable fuente.


Tacita de Plata.


El agua es fresca y sólo sabe a... ¡agua!


Tacita de Plata.

Regresamos al Salto del Caballo pero lo hacemos bordeando el farallón rocoso de la Tacita de Plata hacia el norte y, luego, al oeste. Podemos ver a los compañeros del grupo por la vereda de los Tajos de la Herradura.


Junto a un tejo en el Salto del Caballo.

Hay hielo en la vereda y pisamos sobre él con sumo cuidado. Una caída hacia la izquierda podría ser muy peligrosa.

Me acerco a dos grandes tejos para ver si tienen el fruto con el arilo de color escarlata. Durante el ascenso he ido mirando tejo tras tejo buscando el fruto aunque sin éxito. Sólo me queda por investigar estos dos tejos, esperando que uno al menos sea hembra y que posea esa pseudobaya que madura entre agosto y noviembre aunque no todos los años. Llevo 20 años esperando ese momento y ya he subido la Maroma en 46 ocasiones, la mitad de ellas por esta ruta. Sólo he visto ese bello arilo en una ocasión y, si no recuerdo mal, fue en mi primera ascensión, hace casi dos décadas.

Le digo a Francis que me haga una foto junto a los tejos con sus ramas de un precioso color verde oscuro sin que pueda apreciar los tan ansiados frutos. Minutos depués, Francis me devuelve mi cámara y me dispongo a hacerle una fotografía a contraluz a unas ramas del tejo situado más cerca de la vereda. ¡De pronto, tengo la sensación de que hay una "bolita" en una de las ramas...!


Ramas de tejo ¿con un fruto...?

La toco con cuidado transmitiéndole los latidos del corazón rebosante de ilusión y puedo contemplar un maravilloso y cromático arilo escarlata rodeando una semilla de color marrón. El corazón se me acelera cada vez más y comienzo a buscar y a encontrar más frutos, haciéndoles numerosas fotografías. ¡Por fin esa ilusión cumplida! Los que seáis amantes de la botánica podréis comprenderme. El tejo es un árbol milenario con un aura mágico que procede de los pueblos celtas. Con su madera, flexible y resistente, se hacían arcos para la guerra. De él se extrae el Taxol que se emplea en el tratamiento del cáncer de mama. A excepción del arilo, la cubierta carnosa que rodea a la semilla, todas las demás partes del árbol son tóxicas, pudiendo producir la muerte con tan sólo una pequeña cantidad ingerida.


Fruto del tejo.

En la Sierra Tejeda, llamada así por la gran presencia de este árbol en otros tiempos, quedan sólo unos 100 ejemplares de tejo sometidos a medidas de protección muy rigurosas.


Semilla y arilo del fruto del tejo.

Sólo los pies femeninos de tejos dan frutos. Los pies masculinos ofrecen pequeñas flores de color amarillo situadas en las axilas de las hojas, en el envés de las ramillas.


Flores masculinas del tejo.

Con una alegría inmensa y un montón de fotografías realizadas, me doy prisa para alcanzar al resto del grupo. Sé que a Javier, Juan Manuel, Paco y Quirri, les hará mucha ilusión el hallazgo.
Se encuentran ya en el Collado de Rojas y les transmito el descubrimiento. Quirri me dice que él también ha visto el fruto sólo una vez y tiene muchas ganas de volver a hacerlo. Me insiste para regresar al Salto del Caballo y enseñarle el tejo en cuestión, pero Javier está comenzando ya la cata y optamos por permanecer aquí.


Vinos para la I Cata Vertical.

Javier nos ha entregado una ficha sobre las impresiones visuales, olfatorias y gustativas del vino, y un lápiz a cada uno para rellenarla.


Javier en plena demostración de la cata.

Todos prestamos una inmensa atención a sus palabras, pero cuando vamos por el Reserva, las risas, los comentarios jocosos, las bromas... rompen el orden y el "acatamiento debido al maestro". ¡Ojo...!, no es que estemos borrachos... sino que tenemos "un puntillo..." Nos hinchamos de reír cuando pensamos en que todavía nos queda descender de la montaña, pero nos da absolutamente lo mismo descender que quedarnos... Aunque el sol acaba de ocultarse y aparece una intensa sensación de frío que hace que tomemos la decisión de dirigirnos hacia los coches... ¡Y pronto...! Menos mal que hemos acompañado los vinos con suculentos manjares. El comité organizador (Javier, Pepe, Paco y yo) hemos puesto el vino (12 botellas) y las copas de cristal; el resto, ha traído la comida.


Con la copa en la mano.


Los efectos del vino...

Poco a poco y con orden nos dirigimos nuevamente hacia el Robledal. Vamos conversando en pequeños grupos "arreglando el mundo". Otras veces, andamos de forma lineal, uno detrás de otro.


Hacia el Robledal.

Una vez en los coches, decidimos tomarnos un café en la Alcaicería para finalizar la ruta.


En la Alcaicería.

¡Hasta muy pronto!

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