lunes, 29 de julio de 2013

Río Patamalara. Torrox. 29 de Junio de 2013

Comentarios:   Antonio Arana
Fotografías:   Antonio y Juanlu

Continuamos con las rutas de agua para hacer más agradable el verano en el que ya estamos inmersos.
Tras recorrer el río Cacín y el río Cebollón, ambos en la vertiente septentrional de la Sierra Almijara, vamos a hacerlo hoy con el río Patamalara, en la vertiente sur de dicha sierra.

Siguiendo la carretera que desde Torrox pueblo se dirije a Cómpeta, a unos 10 km, aproximadamente, del primer pueblo, se encuentra Puerto Pulido. Una vez en este puerto, abandonamos la carretera asfaltada que zigzaguea en continuas curvas en dirección noroeste, hacia Cómpeta, y nos dirigimos a una pequeña explanada que queda a nuestra derecha. Nos detenemos un momento para orientarnos pudiendo apreciar cómo convergen hacia nosotros dos largas lomas surcadas a todo lo largo de su cresta por un cortafuegos. La loma situada a la izquierda es la Loma Juliana que se dirige hacia el Puerto del Collado, a unos 900 metros de altitud. La situada a la derecha es la Loma de la Mata que asciende hasta Cerro Verde, su máxima altura, con 917 metros. Por la derecha de esta segunda loma discurre el Arroyo del Acebuchal. Pero nuestro río, el Patamalara, se encuentra situado precisamente entre ambas lomas. Voy a colocar una foto tomada de Google earth que aclare un poco todo lo dicho.


Una vez orientados, continuamos nuestro camino por la pista que recorre la Loma Juliana por la parte este. A unos 2 km llegamos a un pequeño rellano, justamente antes de cruzar el río, donde podemos dejar los coches. A la derecha hay un pequeño puente de madera que pasamos para tomar una vereda que nos lleva a la fábrica de la luz de Cómpeta situada frente a una alberca elevada que queda a nuestra derecha. Seguimos caminando unas decenas de metros hasta que nos topamos con una cancela metálica que nos corta el paso. Pues bien, unos metros antes de llegar a la cancela, hay una higuera a pie del río bajo la cual descendemos hasta el agua. A unos metros aguas abajo, hay una plataforma de hormigón cuyo fin es medir el caudal del río, teniendo una escala perfectamente visible.

La primera impresión al meternos en el agua es que está muy fría ¡y eso que sólo tenemos metidos los pies! lo cual no quita para que nos hagamos la primera foto. O, mejor dicho, para que yo haga esa primera foto del grupo porque soy el único que falta en ella. Los compañeros aguantan entre risas y escalofríos a que yo saque la cámara, la encienda, enfoque, cuadre bien la foto, avise del próximo disparo y la haga ¡por fin! cuando ya se elevaban múltiples protestas.



El primer contacto con el agua.

Muy pronto, el río se encajona con un techo formado por ramas de árboles de ribera y, más adelante, por cañas que nos obliga a caminar agachados.



Aún podemos andar "medio derechos".



Por aquí hay que doblar ya el espinazo.


 Y aquí ya ¡ni os cuento...!

 A partir de esta zona  el color verde de la exuberante vegetación contrasta con el gris de las rocas existentes en el cauce.



Un bello rincón al salir del túnel formado por el cañaveral.

Muy pronto comienzan a presentarse pequeñas pozas que enlentecen nuestra marcha.



Aún no queremos mojarnos demasiado.

Es sorprendente encontrar este vergel a sólo unos kilómetros de la costa, tratándose de la provincia de Málaga y no de Nueva Zelanda ¡claro! Nos encontramos algunos ejemplares de helechos como Pteris vittata, capaz de absorber grandes cantidades de arsénico del suelo. Este helecho se encuentra presente también en Australia, Malasia, Japón... En nuestra zona es muy poco frecuente. Se le conoce también por "helecho fino".



A la derecha, pteris vittata.

El rumor de una cascada próxima abre todos nuestros sentidos porque es la primera vez que recorremos este río y no sabemos qué nos vamos a encontrar. Sólo sé por la información recabada en algunas guías y a través de internet, previamente a la realización de la ruta, que el final de la misma se encuentra en un rincón rocoso que bloquea definitivamente el paso por la presencia de una cascada de 20 metros de altura. Es emocionante caminar descubriendo cosas no vistas con anterioridad.

Una pequeña cascada nos obliga a salir del cauce por la derecha para volver a retomarlo por encima de la misma. Tiene unos 3 metros de altura. 



La pequeña cascada negándonos el paso.

Más adelante, en la base de una gran mole horadada por múltiples abrigos, debemos abandonar nuevamente el río por la derecha y transitar por una casi perdida vereda unos cuantos metros antes de regresar al agua. Esa mole es conocida como "Peñón de los Hornos". Está situada en la zona donde convergen el Arroyo de los Pradillos y el Arroyo del Barranco Moreno para formar el Río Patamalara, propiamente dicho. A partir de esta zona, debemos continuar nuestro camino por el Arroyo del Barranco Moreno que es el situado a nuestra derecha, en dirección noreste. Desde aquí podemos contemplar algunos de los picos de la Sierra de Cómpeta, como el Cerro Gavilán (o de la Mina) y el Cerro Atalaya.





A unos cinco minutos encontramos otra preciosa cascada con un gran caudal de agua. Javi  se lo piensa durante unos segundos y decide ascenderla con cuidado. Los demás decidimos dar un pequeño rodeo para sortearla.



El momento de la decisión.



En plena faena.

En apenas 20 minutos hemos encontrando tres pequeñas cascadas. La ruta es preciosa.



Esta cascada se sube por la izquierda con un poco de ayuda.

A unos 5 minutos de la cascada anterior comenzamos a adentrarnos en unos cahorros espectaculares aunque no tanto como los del curso bajo del río Chíllar.


Entrando en los Cahorros.


Por los Cahorros.

Las zarzas se muestran especialmente "cariñosas" a nuestro paso, agarrándose a nosotros en un abrazo interminable. Se me ha ocurrido traer unas pequeñas tijeras de podar que le he dejado a Juanlu.


Cortando algunas ramas de zarzas.



Flor de la zarzamora. Rubus ulmifolius.

De pronto, nos llevamos un sobresalto al toparnos con un ofidio. ¿Una víbora...? No. Es una culebra y, además, está muerta. ¡Uff! Tiene una herida en el cuello.




Al frente, a lo lejos, se puede observar la cresta del Cerro de las Tres Cruces. A veces, salimos del agua para andar un poco en seco.



Una vista lejana del Cerro de las Tres Cruces.

Algunas pequeñas flores ponen una intensa nota de color en el paisaje.



Una preciosidad botánica aunque no recuerdo el nombre.

Otra pequeña cascada con una poza algo profunda. Se puede rodear por la izquierda. Aunque Javi, como siempre, eligiendo lo más difícil. Pero es que hay que comprenderlo... viene hoy Bea "su amor". Y tiene que demostrar que es un verdadero "macho vara"...


 Mira lo que estoy haciendo Bea...

Y, claro, comienzan a salirle otros imitadores...



¡Qué valiente...!

El río va encajonándose cada vez más aunque ya podemos contemplar al frente, un poco lejos aún, la cascada que venimos buscando.



En el centro de la foto, a la derecha de las adelfas, se aprecia la cascada final.

Pero antes de llegar a la cascada grande se interpone otra en nuestro camino, de unos 3,5 metros de altura, en forma de Y, como la de la Poza Central de Río Verde (Otívar) aunque esta última es mucho más alta e impresionante, sobretodo al rapelarla. Voy a colocar una foto de la cascada en Y tomada el 9 de agosto de 1998. La calidad es mala pero se me puede "mediover" rapelando la cascada sin traje de neopreno (fue mi primera vez y aprendí que no se debe hacer barranquismo sin neopreno. No podéis ni imaginaros el frío que pasé!). Por supuesto, en la fotografía tengo más pelo ¡han pasado 15 años!


Cascada en Y y Poza Central. Río Verde (Otívar).

En el lado izquierdo de la cascada que tenemos al frente hay una cuerda con nudos que debe permitir acceder a la plataforma rocosa en la que se encuentra la última, más alta  y más bonita cascada de este río. 



¡Cómo no iba a ser Javi el primero en subir! ¿Eh, Bea...?

Y, claro,  otros imitadores están dispuestos a enseñarnos también sus cul... digo... sus conocimientos de escalada.



Juanlu ¡vaya, ya he dicho el nombre...! ascendiendo la cascada.

Mientras Juanlu se reúne con Javi, Inma y Lute intentan bordear la cascada por la izquierda para tener una visión completa de la cascada más grande aunque pronto se encuentran enriscados en una zona peligrosa, dándose la vuelta con cuidado.


 Las "cabrillas" enriscadas.

Y ¡claro! ¿cómo voy a permitir yo que se queden "enriscados" los demás y no hacerlo yo mismo... (otro mono de  imitación)? 



Fotografía de la cascada grande desde el lugar del enriscamiento.

Poco a poco vamos ascendiendo por la cuerda hasta la plataforma superior.



Lute, poseedor de una fuerza colosal que nos ha sido necesaria en muchas ocasiones.



Jose, uno de los alevines del grupo que no quieren dar nada por perdido.



Inma, la "Supermamá" del alevín.



En la plataforma superior. Desde aquí ya es imposible continuar.



Un detalle de la preciosa cascada.

Bea acaba de subir a la plataforma rocosa y Javi comienza a cortejarla a lo "Jhonny Weissmuller" (Tarzán). 



La "llamada de Tarzán".

 
 Jane... digo... Bea, acudiendo a la llamada de Tarz... digo... de Javi.



Bea.

Nos vamos reuniendo todos para hacer algunas fotos de grupo.



Juanlu, como siempre, tocando los "eggs".



El maravilloso final de la ruta.



Camaradería al 200%.

Ahora sólo nos queda regresar. El sol va calentando el ambiente a pesar de que nos encontramos "fresquitos" por el momento.

Cada uno se protege como puede.


 Protección "beréber".



Protección "motera".



Alfileres de la viuda. Trachelium caeruleum.



Otra que se quiere unir al grupo.

La parte baja del Río Patamalara la hacemos por la acequia de la margen derecha.



La acequia.

Nadando en el agua de la acequia  podemos ver culebras que se esconden rápidamente, sobretodo al ser molestadas con los bastones.



Molestando un poco a las culebras.



Culebra de collar. Natrix natrix.

La parte final de la acequia está muy mal conservada. La dejamos para introducirnos en el olivar que hay a la derecha, en dirección a la pista que desde la Casa de la Luz se dirige hacia el hotel y el albergue de la Mina.



Tramo final de la acequia.

A nuestra izquierda podemos observar la cumbre de Cerro Verde y el Puerto de Páez Blanca desde el que se puede llegar a Venta Panaderos para ascender al Puerto de Frigiliana (y, desde aquí, subir la Cadena, Piedra Sillada, Navachica, incluso llegar al Cielo) o bien descender a la balsa situada al pie del Cisne para subir  este imponente pico.


 




Salvia candelabrum.


¡Hasta la próxima ruta!









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