martes, 17 de enero de 2012

Torre de Cerro Gordo. Cerro Caleta. Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Jueves, 15 de Diciembre de 2011.

Comentarios: Antonio Arana.
Fotografías: Antonio Arana.

La ruta de hoy consiste en un tranquilo paseo por uno de los lugares más maravillosos que comparten las provincias de Málaga y Granada. Se trata de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo.

Dicho paseo lo vamos a poder realizar Pepe y yo. El resto de los compañeros de montaña, al ser jueves, se encuentran en su lugar de trabajo. Esto de hacer guardias médicas en un hospital tiene su parte positiva: en el saliente de la guardia de 24 horas puedo hacer rutas cortas aunque cargadas de elementos maravillosos: paisajes, soledad, posibilidad de ver animales silvestres...

Comenzamos nuestra ruta en el restaurante que hay al pie de la Torre de Cerro Gordo. Nos dirigimos por una vereda bien marcada hacia la torre y, desde el inicio de la ruta, podemos ver ya algunas cabras montesas hembras. Suelen solazarse con mucha frecuencia en los acantilados existentes en esta zona. A veces, solo a algunos metros del "mundanal ruído" y sus construcciones.


Macho montés joven cerca de la "civilización".

La vereda discurre bajo un pinar de pino carrasco o halepensis. Ha sido desbrozada recientemente y a los lados hay ramas cortadas que estorbaban el paso. En los muñones arbóreos encontramos otra de las maravillas de la ruta. Apreciamos la exudación de la resina. En un círculo de apenas 5 cm de diámetro, encontramos un mundo mágico de aroma, color y brillo acariciado por la tibieza de los primeros rayos solares de la mañana.


Resina.


Resina.

Llegamos a la Torre de Cerro Gordo y realizamos un descenso junto a una larga valla de madera que va acercándonos progresivamente al acantilado. Respiramos el reconfortante aire fresco perfumado por el mar y decidimos visitar otra torre a apenas 2 km hacia el oeste: la Torre Caleta. Desde la zona donde se encuentra la parada de la lanzadera que baja a los bañistas a la Playa del Cañuelo, muy cerca del límite interprovincial, comenzamos el ascenso del Cerro Caleta.


Cerro Caleta.

El ascenso desde la parte norte es muy fácil y gratificante. El premio lo constituye el soberbio paisaje que puede contemplarse desde la estrecha cumbre. En otra parte de este blog hablé de la Playa Caleta o de las Doncellas. Ver esa pequeña cala a vista de pájaro, flanqueada por la Torre Caleta y el Peñón del fraile es un verdadero espectáculo para los sentidos.


Torre Caleta, Playa de las Doncellas y Peñón del Fraile.

El descenso lo realizamos hacia el sureste, en dirección hacia la Playa de Cantarriján aunque a la mediación de la vereda, giramos 45º y nos dirigimos hacia el suroeste, buscando precisamente nuestra segunda torre de la mañana.


Palmito y Playa de Cantarriján. A lo lejos, la Torre de Cerro Gordo.


Descenso de Cerro Caleta. Abajo, Playa de Cantarriján.

A pesar de la ausencia de lluvias durante este mes de diciembre, vamos pisando un verdadero vergel alfombrado de hierba fresca y verde, palmitos, esparto, hongos y algunas flores de belleza inigualable.


Hongo.


Lo siento... pero aún no he dado con el nombre de esta maravilla.

La Torre Caleta aparece pronto frente a nuestros ojos en lo alto de un acantilado que cae diagonalmente hacia unos arrecifes entre los que, en rutas anteriores, hemos pasado en nuestras piraguas.


Torre Caleta.

Cerca de la torre, en una hendidura, buscando el resguardo del sol, encontramos unos preciosos ejemplares de cintas.


Cintas (Chlophytum comosum).

La Torre Caleta ha sido recientemente restaurada, colocando un monolito metálico con su nombre, al pie de la misma.


Torre Caleta.

La mirada hacia cualquier parte desde este lugar es difícil de describir dada su belleza. Hacia el este puedo contemplar sobre una roca en el agua la inconfundible figura de un cormorán posado en la misma.


Cormorán.

Una alargada nube de cirrocúmulos se desplaza lentamente sobre la Torre de Cerro Gordo otorgando al cielo un aspecto aborregado.


Cirrocúmulos sobre los Acantilados de Cerro Gordo.

En el extremo meridional del Peñón del Fraile podemos apreciar otros cuantos ejemplares de cormoranes de alargados cuellos. Entre ellos, hay uno inmaduro con su manto de color marrón claro. Están lejos y eso nos obliga a utilizar nuestros prismáticos.


Cormoranes.

Sin descender esta vez a la Playa Caleta, nos dirigimos en continuo ascenso hacia el coche, bordeando el Cerro Caleta por su parte occidental. Caminamos acompañados por lentiscos y albaidas.


Lentisco (Pistacia lentiscus).


Cerro Caleta (a la izquierda) y Cerro Gordo (a lo lejos).

Memorizad esta ruta porque la disfrutaréis. Que no os quepa la menor duda.


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