viernes, 10 de diciembre de 2010

Primera nevada otoñal en la Maroma. 3 de diciembre de 2010.

Comentarios y fotografías: Antonio Arana.

Con un frío que pela, en un día considerado en las noticias nacionales como el más frío del presente otoño hasta el momento, Pepe y yo hemos decidido "jugarnos el tipo" subiendo la Maroma.

¿Por dónde realizar el ascenso de esta montaña para disfrutar completamente de la nieve y del paisaje? No hay dudas: por el Robledal, en la cara norte. Observar los tejos nevados y el frondoso pinar existente merece la pena.


Pista forestal helada hacia el Robledal.

Dejamos el coche en una explanada junto al Cortijo del Robledal Alto. Normalmente se suele encontrar algún otro vehículo de montañeros que han iniciado el ascenso antes que nosotros, pero hoy estamos solos.

El contraste de color entre la nieve, los pinos y los quejigos es soberbio. Y entre ellos, algunos abetos de Douglas (Douglasia).


Inicio de la ruta desde la cadena.

Los pocos ejemplares que hay en esta zona de roble melojo (Quercus pyrenaica) han tirado ya sus hojas.


Hojas de roble melojo en la nieve.

La gran humedad existente en la zona hace que prolifere el musgo y diversas especies de setas.


Bella estampa de belén navideño, con Pepe ejerciendo de "pastor".


Distintas variedades de setas.

En Granada existe una gran afición a la recolección de setas, no así en la vertiente meridional del Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, perteneciente a la provincia de Málaga.
He de reconocer que mis conocimientos sobre setas son nulos. Bueno... recientemente he conocido las setas de cardo y los boletus en el último mes, como habréis podido comprobar en las últimas rutas del blog.

En mi trabajo como médico de urgencias en el Hospital Comarcal de la Axarquía, he visto algunas intoxicaciones por setas (alguna mortal). Y de ellas, alguna que otra en personas que decían conocerlas bien. Es por ello por lo que siempre he dejado de lado la Micología. Podría suceder que un día me arriesgara a coger unas setas pensando que son... y que no lo sean... No me fío de mí mismo en este tema.

Como siempre, aproximadamente a una hora del inicio de la ruta, nos encontramos en el Contaero. La Maroma se aprecia completamente envuelta en nubes. Pero no es esto lo que nos preocupa sino la probable existencia de placas de hielo en las cornisas existentes en el Salto del Caballo. Para variar, no traemos crampones.


El Contaero, en el Barranco de los Presillejos.

Nuestras huellas en la nieve acompañan a las de una solitaria cabra montés.


Huellas.

Llegamos a un rincón en los tajos donde se acumulan los témpanos de hielo semejando largas y puntiagudas barbas. Las plantas de la zona aparecen completamente congeladas. En el suelo hay placas de hielo abollonadas por la existencia de abundante material calizo de derrubio.

¡Y, ahora, un acertijo! ¿Qué única diferencia veis entre las dos fotos siguientes?


Foto 1.Foto 2.

¿No lo véis aún?

Os doy una pista: la cámara de fotos está situada en una roca en posición de automático...

¡Os rendís! La diferencia es que en la foto 1 el "aguerrido y experto montañero" (yo mismo) se encuentra en el suelo tras haber pisado una placa de hielo al salir corriendo para posar en la foto. Tuve que levantarme dolorido y regresar para volver a conectar la cámara. Para la segunda foto ya no corrí y me dirigí a los témpanos como un abuelo. Me he clavado todo el abollonamiento helado en el c... en los glúteos.


¡Los "abollonamientos" del terreno!

Llegando al Salto del Caballo el cielo comienza a despejarse pero la sensación de frío aumenta de forma extraordinaria.

Pasamos con sumo cuidado por las cornisas heladas, debiendo dejar la vereda en algunos puntos por el riesgo de resbalar y caer al barranco.


Salto del Caballo.

Tenemos que sacar los chaquetones y guantes, ambos de Gore-tex, para continuar la ruta. Ya no nos sentíamos los dedos llevando los guantes de lana.

En el Puerto de las Loberas ascendemos hacia el oeste por la vereda señalizada, evitando el peligroso Tajo Volaero. Mi cámara de fotos comienza a fallar y la pantalla del móvil se queda completamente en blanco. El frío es intenso.

Llegamos a la cumbre de la Maroma tras 4 horas de subida tranquila, contemplando el níveo paisaje. El monolito se encuentra helado. En la parte occidental del mismo el hielo tiene unos 20 centímetros de espesor, formando verdaderos cuchillos. Imposible hacer una fotografía porque la cámara "ha muerto" también y no por falta de carga en la batería. Pero para que os hagáis una idea de cómo hubiera salido la fotografía, coloco debajo dos fotos realizadas en el monolito el 27 de enero de 1996 aunque en esa ocasión había mucha más cantidad de hielo en él, además de que yo aparezco bastante "menos viejo" (el del chaquetón y gorro negros).


Monolito de la Maroma en enero de 1996.


Monolito de la Maroma en enero de 1996.

Permanecemos en la cumbre apenas 5 minutos, debiendo regresar rápidamente porque estamos congelados. Cuando salimos del Robledal el termómetro del coche marcaba 0º C. La sensación que tenemos en este momento es de -6ºC a -7ºC. Es inaguantable.

Al bajar del Contadero, podemos observar a 4-5 metros de distancia, dos machos monteses en plena actividad de husmeo con dos hembras.

Finalmente, inserto el track de la ruta. Aunque no sé por qué motivo aparecen las dos líneas rectas de color marrón. Probablemente un error al configurar el GPS.


Espero que tengamos un invierno lluvioso y frío para poder ver y pisar la nieve en todas las sierras malagueñas.

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